Día 15 Perdónate a ti mismo(a), y a quienes te han herido
TERCERA SEMANA
DÍA 15
Perdónate a ti mismo, y a quienes te han herido
La lección de hoy es sobre el
perdón: perdonarte a ti mismo y a las personas que te han herido, para que tu
corazón se abra a una nueva dimensión de amarte a ti mismo.
Durante las dos últimas semanas
has estado trabajando para liberarte de muchas de las viejas creencias que te
bloquean. Sé que no ha sido tarea fácil, así que concédete un tiempo para
celebrar tus progresos. ¿Cómo te sientes hoy al mirarte al espejo y sentirte
más ligero? Inspira profundo.
Ahora, suelta el aire y di: «¡Ah!
¡Estoy dejando atrás mi pasado y me siento de maravilla!»
El perdón es un tema difícil para
todos. Vamos construyendo los ladrillos que no nos dejan movernos durante
muchos años. Dame la mano y hagamos juntos el trabajo de aprender a perdonarnos
y a perdonar a quienes nos han hecho daño. Tú puedes hacerlo.
El perdón nos abre el corazón a
la autoestima. Si te cuesta quererte, puedes quedarte bloqueado en el rencor.
Muchos arrastramos rencillas durante años. Nos sentimos ofendidos por lo que
alguien nos dijo o hizo.
Yo lo llamo estar encarcelado en
la prisión del resentimiento justificado.
Tenemos razón, pero nunca somos
felices.
Puede que no estés de acuerdo y
pienses: «Pero no sabes lo que me hizo esa persona. Es imperdonable». Ser
incapaz de perdonar es uno de los peores obstáculos que puedes tener. La
amargura es como tragarse una cucharadita de veneno todos los días. Se va
acumulando y te va deteriorando. Es imposible estar sano y libre si sigues
atado al pasado.
Una de las lecciones espirituales
más grandes que puedes aprender es comprender que todo el mundo hace lo que
puede en cada momento. Las personas sólo pueden actuar con el entendimiento,
nivel de conciencia y conocimiento que tienen en ese momento. Aquellas que
maltratan a otras, siempre han sido maltratadas de pequeñas. A más violencia,
más sufrimiento interno y más probable es que pierdan el control. Esto no quiere
decir que su conducta sea aceptable o justificable. No obstante, para tu propio
crecimiento espiritual es necesario que seas consciente de
tu sufrimiento.
El incidente al que te estás
aferrando ya pasó, tal vez hace mucho tiempo. Déjalo ir. Permítete ser libre.
Sal de esta prisión personal que te has construido y deja que te dé la luz de
la vida. Si la situación continúa, pregúntate por qué piensas tan poco en ti
mismo como para seguir soportando eso. ¿Por qué permaneces en esa situación?
Puedes elegir entre seguir
bloqueado y amargado o hacerte un favor a ti mismo perdonando el pasado y
dejándolo atrás, para seguir avanzando y crear una vida llena de alegría y
sentido. En tu mano tienes la posibilidad de hacer con ella lo que desees,
porque tienes libre albedrío.
El propósito de la lección de hoy
es ayudarte a subir tu autoestima hasta tal grado que sólo permitas
experiencias amables en tu vida. Por favor, no malgastes tu tiempo intentando
vengarte. No funcionará. Lo que das es lo que recibes. Suelta tu pasado y
trabaja en amarte a ti mismo ahora.
Entonces, tendrás un futuro
maravilloso.
Una de las lecciones más valiosas
que he aprendido es que cuando haces tu trabajo del perdón no es necesario
hablar con las personas que te han ofendido para decirles que las perdonas. A
veces querrás hacerlo, pero no es necesario. El principal trabajo del perdón
has de hacerlo en tu corazón y delante de tu espejo.
Recuerda: el perdón rara vez es
para los demás. Es para ti.
Hay muchas personas que me han
dicho que realmente han perdonado a alguien y al cabo de un mes o dos han
recibido una llamada telefónica o un correo electrónico de esa persona,
pidiéndoles que la perdonara. Esto parece que suele pasar cuando los ejercicios
del perdón se hacen delante del espejo. Cuando hagas tu trabajo del espejo en
la lección de hoy, atrévete a experimentar tus sentimientos en toda su
profundidad.
Afirma: Cuando me perdono a mí
mismo, me resulta más fácil perdonar a los demás.
Ejercicio del trabajo del espejo para el día 15
Creo que cuando haces tu trabajo
delante de un espejo recibes los máximos beneficios del perdón. Te aconsejo que
busques un espejo delante del cual te puedas sentar cómodamente. A mí me gusta
usar el espejo largo que tengo en la parte de atrás de la puerta de mi
dormitorio.
Resérvate tiempo para hacer este
ejercicio. Y probablemente querrás repetirlo con frecuencia. La mayoría tenemos
muchas personas a quienes perdonar.
1.
Siéntate
delante de tu espejo y cierra los ojos. Respira profundo varias veces.
Encuentra la estabilidad en tu silla.
2.
Piensa en
todas las personas que te han herido emocionalmente en tu vida. Déjalas pasar
por tu mente. Ahora abre los ojos y empieza a hablar con todas, una por una, en
voz alta. Diles lo siguiente: «Me hiciste mucho daño. Pensé que nunca lo superaría.
Sin embargo, no estoy dispuesto a seguir anclado en el pasado. Estoy dispuesto
a perdonarte». Si todavía no puedes hacerlo, simplemente afirma: Estoy
dispuesto. Tu disposición es lo único que necesitas para acercarte al perdón.
3.
Respira y
dile a la persona: «Te perdono. Te dejo libre». Vuelve a respirar y di: «Eres
libre. Soy libre».
4.
Observa cómo
te sientes. Puede que notes resistencia o alivio. Si sientes lo primero, respira
y afirma: Estoy dispuesto a abandonar toda resistencia.
5.
Mientras
sigues haciendo el ejercicio, hoy u otro día, amplía tu lista de personas que
quieres perdonar. Recuerda: el perdón no es un acontecimiento; es un progreso.
Puede que te cueste más perdonar a una persona que a otra, pero cada vez irás profundizando
un poco más en el perdón.
A lo mejor un día puedes perdonar
a varias personas. Quizás otro día sólo puedas perdonar a una. Eso es
irrelevante. Sea cual fuere la forma en que practiques este ejercicio, será la
mejor para ti. El universo y el perdón
saben que lo estás intentando. A
veces perdonar es como pelar las capas de una cebolla. Si hay demasiadas capas,
deja a un lado la cebolla durante uno o dos días. Siempre puedes volver y pelar
otra capa. Reconócete el mérito de estar dispuesto a hacer este ejercicio.
Estás en pleno proceso de sanación.
El poder está dentro de ti:
Tu ejercicio del diario para el día 15
1.
Pon música
suave, algo que te ayude a relajarte y a estar en paz. Ahora coge tu diario y
un bolígrafo y dale rienda suelta a tu mente.
2.
Vuelve al
pasado y piensa en todas aquellas cosas de ti que te molestan. Anótalas.
Anótalas todas. Puede que descubras que nunca te has perdonado por la
humillación de orinarte en los pantalones cuando ibas a primero. ¡Cuánto tiempo
llevando esa carga!
3.
Ahora toma
esta lista y escribe una afirmación positiva por cada una de ellas. Si has
escrito, Jamás me perdonaré por [incidente], luego tu afirmación podría ser, Esto
es otra situación. Puedo liberarme de esto. Recuerda que a veces es más fácil
perdonar a otros que a uno mismo. Con frecuencia nos exigimos ser perfectos y
somos más duros con nosotros mismos que con los demás. Sin embargo, ha llegado
el momento de dejar atrás esta vieja actitud. Perdónate. Déjalo ir. Concédete
espacio para la espontaneidad y la libertad.
4.
Ahora deja
tu diario y sal: ve a la playa, a un parque o incluso a un solar vacío, a un
lugar donde puedas correr. No me refiero a que hagas jogging; sino a que corras
libre y salvajemente. Haz volteretas. ¡Ve sorteando a la gente por la calle y
ríete haciéndolo! Sal con tu niño interior y diviértete. ¿Y si te ve alguien?
¡Esto es para que te sientas libre!
Tu pensamiento del corazón para el día 15:
Puedo perdonar
Soy uno con la vida y ésta me ama
y me apoya. Por consiguiente, reclamo tener el corazón abierto y lleno de amor.
Todos hacemos lo que podemos en cada momento y eso también va por mí. El
pasado, pasado está. No soy mis padres ni sus patrones de resentimiento. Soy mi
propio yo único y elijo abrir mi corazón y permitir que el amor, la compasión y
el entendimiento limpien todos los recuerdos del sufrimiento pasado. Soy libre
para ser todo lo que quiero ser. Ésta es la verdad de mi ser y así lo acepto.
Todo está bien en mi vida.
Tu meditación para el día 15: Para el perdón
Aquí tienes algunas afirmaciones
positivas para el perdón. Repítelas a menudo.
La puerta de mi corazón se abre
hacia dentro. El perdón se convierte en amor.
A medida que voy cambiando mi
forma de pensar, también cambia el mundo que me rodea.
El pasado, pasado está, ha
perdido su poder. Los pensamientos de este momento crean mi futuro.
No es divertido ser una víctima.
Me niego a seguir sintiéndome indefenso. Reclamo mi poder.
Me concedo el don de liberarme
del pasado y vivo en la dicha del presente.
No hay problema grande o pequeño
que no pueda ser resuelto con amor.
Estoy dispuesto a curarme, estoy
dispuesto a perdonar y todo está bien.
Sé que los patrones viejos y
negativos ya no me condicionan. Los dejo atrás sin esfuerzo.
Al perdonarme a mí mismo, me
resulta más fácil perdonar a los demás.
Me perdono por no ser perfecto.
Vivo de la mejor manera que sé en estos momentos.
Ahora me siento seguro para
liberarme de todos los traumas de mi infancia y vivir en el amor.
Perdono a todas las personas de
mi pasado por todo lo que percibí como errores. Las dejo marchar con amor.
Todos los cambios de la vida que
tengo por delante son positivos y estoy a salvo.
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