Dia 9 Estoy dispuesto a cambiar y a crecer
DÍA 9
Ama a tu niño interior: segunda parte
Hoy utilizarás el espejo para perdonar el pasado y empezar
a amar a tu maravilloso niño interior.
¿Cómo os va hoy a ti y a tu niño interior? ¿Os estáis
empezando a conocer mejor? He descubierto que trabajar con el niño interior es extraordinariamente
útil para ayudarnos a cerrar las heridas del pasado.
No siempre estamos en contacto con los sentimientos del
niño asustado que hay dentro de nosotros.
Si en tu infancia pasaste mucho miedo y sufriste abusos
físicos o verbales, puede que tengas el hábito de machacarte mentalmente.
Cuando haces esto, estás perpetuando ese maltrato casi de la misma manera. Sin embargo,
el niño interior no tiene dónde ir.
Muchas personas tenemos un niño interior que se siente
perdido, solo y rechazado. Quizás el único contacto que hayamos tenido con ese
niño interior durante mucho tiempo haya sido a través de las reprimendas y las críticas.
Y encima nos preguntamos por qué somos desgraciados. No podemos rechazar una
parte de nosotros y pretender estar en armonía interiormente.
Hoy utilizaremos nuestro trabajo del espejo para trascender
las limitaciones de nuestros padres y conectar con nuestro niño interior perdido.
Perdonemos el pasado y empecemos a amar a este hermoso niño interior. Este niño
necesita saber que nos preocupamos por él.
La mayoría hemos enterrado muchos sentimientos y heridas
del pasado.
Aprender a amar a tu niño interior te llevará tiempo.
Tómate todo el que necesites. Repite estos ejercicios todas las veces que te
haga falta. Lo conseguirás, te lo prometo.
Tu niño interior sigue acarreando las creencias que
desarrollaste al principio. Si tus padres eran de ideas fijas y ahora eres muy
duro contigo mismo o tienes la tendencia de crear muros a tu alrededor, tu niño
interior
probablemente todavía está siguiendo las reglas de tus
padres. Si sigues culpabilizándote por cada error, seguramente tu niño interior
se levantará muy asustado por la mañana pensando: ¿Por qué me van a gritar hoy
mis padres?
Lo que nuestros padres nos hicieron en el pasado fue un
producto de su conciencia. Ahora nosotros somos los padres y estamos usando
nuestra conciencia. Si todavía te resistes a cuidar de tu niño interior, es
porque estás estancado en tu propio resentimiento. Eso siempre significa que todavía
hay alguien a quien debes perdonar. ¿Qué resentimiento has de eliminar? ¿Qué es
lo que todavía no te has perdonado?
Ahora visualiza que coges de la mano a tu niño interior y
que vais juntos a todas partes durante unos días. Observa cuántas experiencias
hermosas podéis tener. Puede parecerte una tontería, pero te ruego que lo
pruebes.
Realmente funciona. Crea una vida maravillosa para ti y
para tu niño interior. El Universo te responderá y encontrarás formas de curar
a tu niño interior y a tu adulto.
No importa cómo haya sido tu infancia (feliz o desdichada),
tú y sólo tú eres el responsable de tu vida. Puedes pasarte el tiempo
culpabilizando a tus padres o bien acogerte al amor.
El amor es el mejor remedio para eliminar los males que
conozco. Borra hasta los recuerdos más profundos y dolorosos, porque el amor va
más allá que ninguna otra cosa. Reflexiona un momento: ¿Quieres ser feliz o
sufrir en tu vida? La elección y el poder están siempre dentro de ti. Mírate a
los ojos, ámate y ama al niño que hay en ti.
Afirma: Amo a mi niño interior. Ahora soy el responsable de
mi vida.
Ejercicio del trabajo del espejo para el día 9
1.
Ve a tu cuarto de baño y mira el
dibujo que pegaste ayer en el espejo de cuando eras pequeño.
2.
Dedica ahora un momento para decirle a
tu niño interior que te preocupas por él. Repite estas afirmaciones: Me
preocupo por ti. Te amo. Te amo de todo corazón.
3.
Siéntate delante del espejo si puedes,
o hazlo para mirarte en un espejo de
mano. Sigue la conversación con tu niño interior que empezaste ayer. Podrías
comenzar por una disculpa, diciendo algo como lo siguiente: Siento no haber
hablado contigo en años. Siento haberte regañado durante tanto tiempo.
4.
Quiero compensarte por todo el tiempo
que hemos estado separados.
5.
Si durante 50 o 60 años no has hablado
con tu niño interior, puede que tardes un poco en notar que estás volviendo a conectar.
Pero no te rindas. Al final lo conseguirás. Quizás sientas a tu niño interior.
Puede que lo oigas dentro de ti. Puede que hasta llegues a verlo.
6.
Ten a mano un paquete de pañuelos
desechables. Es normal que llores cuando hables con tu niño interior. Las
lágrimas te ayudarán a romper el hielo y a conectar con él.
El poder está dentro de ti:
Tu ejercicio del diario para el día 9
1.
¿Qué es lo que realmente te gustaba
hacer cuando eras pequeño? Escribe todo lo que se te ocurra. ¿Cuándo fue la
última vez que hiciste alguna de esas cosas? Por desgracia, muchas veces el
padre o la madre que llevamos dentro nos impiden divertirnos porque no es cosa
de adultos.
2.
Ahora cierra tu diario y sal afuera a
jugar con tu niño interior.
¡Diviértete! Haz las tonterías que te gustaba hacer cuando
eras pequeño, como saltar sobre un montón de hojas secas o pasar por debajo de
los chorros de agua del aspersor del jardín. Mira cómo juegan otros niños. Te
traerá recuerdos de los juegos que te gustaban. Si quieres divertirte más en tu
vida, conecta con tu niño interior y con ese espacio de espontaneidad. Te
prometo que empezarás a divertirte más.
Tu pensamiento del corazón
para el día 9:
Estoy dispuesto a cambiar y a crecer
Estás dispuesto a aprender cosas nuevas porque no lo sabes
todo. Estás dispuesto a abandonar viejos conceptos que ya no te sirven para
nada.
Estás dispuesto a revisar tu conducta y decir: «Ya no
quiero seguir haciendo esto». Sabes que puedes parecerte más a quien realmente
eres.
No estoy diciendo que seas mejor persona, porque eso
implicaría que no eres lo bastante bueno, lo cual no es cierto, sino más de lo
que realmente eres.
Crecer y cambiar es apasionante, aunque para ello tengas
que enfrentarte a algunos aspectos dolorosos dentro de ti.
Tu meditación para el día 9: Ama a tu niño interior
Retrocede en el tiempo. Visualízate como un niño de cinco
años. Ábrele los brazos a este niño y dile: «Soy tu futuro y he venido a
amarte». Abrázalo amorosamente y tráelo al presente contigo. Visualiza que están
los dos delante del espejo y que se están mirando con cariño. Y mientras estás
ahí de pie eres consciente de que hay muchas partes de ti que no están presentes.
Retrocede aún más en el tiempo, hasta el día de tu nacimiento.
Has llegado hasta el momento en que entrabas en el canal del parto. Puede que
fuera un viaje difícil. Sientes el aire frío, ves luces brillantes y alguien acaba
de darte una palmadita. ¡Ya has llegado! Has venido a vivir toda una vida. Ama
a ese bebé. ¡Ama a ese bebé!
Ahora avanza en el tiempo hasta el momento en que empezaste
a andar.
Te ponías de pie y te caías, te levantabas y te volvías a
caer, te levantabas y te caías. Hasta que un día, de pronto, te mantuviste
erguido y empezaste a dar un paso tras otro, ¡estabas caminando! Estabas muy
orgulloso de ti.
Ama a ese pequeñín. ¡Ama a ese niño!
Ahora sigue avanzando hasta el primer día que fuiste a la
escuela. No querías separarte de tu madre, pero tuviste que hacerlo. Diste tus
primeros pasos para cruzar el umbral de tu escuela. Tenías miedo, pero tuviste
que hacerlo. Lo hiciste lo mejor que supiste. Ama a ese niño. ¡Ama a ese niño!
Ahora recuerda cómo era tu vida cuando tenías unos diez
años y todo lo que estaba sucediendo por aquel entonces. Puede que fuera
maravilloso o puede que no. Estabas haciendo todo lo posible por sobrevivir y
lo conseguiste. Ama a ese niño. ¡Simplemente, ámalo!
Ahora avanza hasta cuando empezaste a entrar en la pubertad
y lo que pasaba en tu vida en aquellos tiempos. Era apasionante o aterrador,
quizá más de lo que tú podías soportar en aquel entonces, pero lo superaste.
Hiciste todo lo que pudiste y lo conseguiste. Ama a ese
adolescente. ¡Ama a ese adolescente!
Avanza hasta el día en que conseguiste tu primer trabajo y
lo excitante que era ganar dinero. Estabas totalmente centrado en causar buena impresión
y tenías mucho que aprender. Pero hiciste lo que pudiste y lo superaste. Ama a
esa persona. ¡Simplemente, ama a esa persona!
Recuerda la primera vez que sufriste un rechazo amoroso y
cuánto te dolió. Estabas seguro de que nadie volvería a amarte. Sufriste mucho.
Lo hiciste lo mejor que supiste y lo superaste. Ama a esa persona. ¡Ama a esa persona!
Ahora recuerda algún otro momento clave en tu vida. Puede
que fuera una situación comprometida, dolorosa o maravillosa sea lo que fuere,
lo hiciste lo mejor que supiste en aquellos tiempos, con la comprensión, el conocimiento
y el grado de conciencia que tenías entonces. Por tanto, ama a esa persona.
¡Ama a esa persona!
Ahora reúne a todas las múltiples partes de ti mismo y
sitúalas en el presente. Visualízate delante del espejo con todos tus yoes y
date cuenta de que estás contemplando toda la riqueza y plenitud de tu vida. Ha
habido épocas difíciles, momentos dolorosos, comprometidos y de confusión,
desde luego. Y está bien. Todo eso forma parte de la vida.
Ámalo todo de ti.
Ahora date la vuelta. Y al mirar al frente imagina que hay
una persona delante de ti con los brazos abiertos que te está diciendo: «Soy tu
futuro y he venido a amarte».
La vida, en realidad, es una oportunidad constante de
amarte a ti mismo, en el pasado, presente y futuro. Amar y aceptar cada parte
de ti es curativo. ¿Cómo puedes sentirte realizado o curado si estás rechazando
alguna parte de ti? La sanación implica recuperar tu integridad. Ámate a ti mismo,
ama todos tus aspectos y siéntete completo. Todo está bien. ¡Y es cierto!
Comentarios
Publicar un comentario